miércoles, 16 de diciembre de 2009

DEJAR

Lectura cronológica 77 en los evangelios
Mateo 19:16-20:16; Mar 10:17-31; Lucas 18:18-30

     Los 3 evangelistas nos cuentan que se trata de un hombre rico. Mateo aclara que es joven, y Lucas especifica que es un hombre prominente, un dignatario, la misma palabra que se traduce "magistrado" en Lucas 12:58. Aquí le vemos de rodillas ante Jesús, muy preocupado por su futuro. Al seguir leyendo nos damos cuenta que está pillado en la batalla entre los 2 señores (Lucas 16). Jesús le ama. Y le da el mejor consejo posible. La forma de asegurar de que no esté sirviendo a Don Dinero es eliminarlo de su vida.
     Jesús aprovecha la ocasión y nos informa de lo difícil que es para un rico entrar en el Reino de los Cielos (¡Qué contraste con lo de los niños! Así que, parece que una ventaja que tienen los niños es que no se han interesado por el dinero todavía.) Las conclusiones de los discípulos son interesantes. Cuando Jesús enseñaba sobre la permanencia del matrimonio, ellos decidieron que no convenía casarse. Ahora que ven como las riquezas impiden la entrada en el Reino de los Cielos cuestionan si es posible que alguien se salve. La respuesta de Jesús es muy parecida a la del ángel a María: para Dios no hay nada imposible. Una virgen puede quedar embarazada y un rico puede superar el lastre de sus posesiones.
     En Mateo 19:29-30 y Marcos 10:29-30 y Lucas 18:29-30 encontramos resumida La Economía del Reino. Lo que nos corresponde a nosotros es DEJAR, soltar, renunciar posesiones físicas y familiares. Es la única manera de conseguir que Dios se encargue. La garantía no está mal. Tendremos lo que haga falta y de sobra. Marcos capta un elemento esencial, que es la persecución. El Rey Jesús no es como el rey David, que con su despliegue militar garantizaba el distanciamiento de los enemigos. El Reino que se inaugura garantiza la presencia del Rey en medio de la oposición y el sufrimiento.
     Mateo 20 se vincula con el c 19 con la palabra Porque. Jesús nos va a aclarar cómo algunos últimos llegarán a ser los primeros. Tienen razón los que se quejan de la injusticia del jefe (v 12). Yo les aconsejaría que se busquen el abogado del sindicato. Pero no quiero perder la enseñanza, que para mí es, DEJAR que Dios nos sorprenda, en vez de pleitear con él.

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