Si conectamos el v 1 con el anterior (2:22), entendemos que el profeta está hablando de Dios. Es Dios quien le ha afligido con la vara de su cólera. Dice, Dios me ha hecho andar en oscuridad, Dios ha vuelto su mano contra mí, verso por verso, hasta el v 20, llegando a decir en el v 18, se ha agotado del todo mi esperanza en el Señor. Una descripción de total depresión.
¿Qué es lo que produce el cambio en el v 21? Algo viene a su mente que le llena de esperanza. Hasta ahora todo ha sido lamentos, Sion extiende sus manos, no hay quien la consuele (1:17). Y este cambio, parece que no lo ha buscado con alguna fórmula. No se ha esforzado para ver algo positivo.
Algunas versiones sustituyen en los versículos de este capítulo la palabra "Dios" o "Señor" por el pronombre él, para mayor claridad. Pero en el hebreo original no se le nombra hasta el v 18. Cuando Jeremías nombra a Dios (YHVH), algo viene a su mente (v 21) que le llena de esperanza. Ha cambiado de chip, y en esa oscuridad profunda ve una pequeña luz que nos lleva al texto más conocido y más esperanzador de todo el libro de Lamentaciones.
Vuelvo a una versión más conocida para citar los vss 22 y 23,
Que las misericordias del SEÑOR jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad!
Por eso Jeremías da una palabra de exhortación en el v 40 - volvamos.
Sus lágrimas continuarán hasta que vea al Señor (v 50).
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