Hemos comentado que después de 30 años de preparación Jesús se lanza y no para. Esto es lo que vemos en el capítulo 8 de Mateo. Nada más terminar su enseñanza requieren su atención un leproso, un centurión, la suegra de Pedro y una multitud de endemoniados y enfermos, y luego sus propios discípulos y unos endemoniados violentos.
Creo que en Mateo 8:24 tenemos la única ocasión de ver a Jesús dormido. Muy cansado debió estar, tomando en cuenta el dormitorio que eligió.
No olvidemos su costumbre (Lucas 5:16) de retirarse para orar en preparación para estas jornadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario