viernes, 17 de febrero de 2012

COSTUMBRES BUENAS Y MALAS


Hechos 17

    ¿Cuántas cosas haces cada día por costumbre? Levantarte a una hora determinada, comer, lavarte la boca, quejarte de que tus hijos no te hacen caso, ver el telediario mientras se habla de otras cosas. Aquí en los pueblos de La Vera muchos tienen la costumbre del paseo. Por ejemplo, caminan, con los amigos de costumbre, desde el pueblo hasta Valverde. Imagina una vida donde está prohibida la rutina, la costumbre. No puedes repetir la misma cosa dos veces. Si ayer te levantaste a las 8, hoy tiene que ser a las 6. La rutina puede ser un aburrimiento, un vicio o puede ser lo mejor que hay para saber qué hacer.
    Pablo, según su costumbre (Hechos 17:2) va a la sinagoga de una nueva ciudad para compartir el evangelio. Durante 3 semanas explica mediante el Antiguo Testamento la importancia de la muerte y resurrección de Jesús. Lo ha hecho muchas veces, pero no es un aburrimiento porque esta costumbre va infundida de poder mediante otra costumbre que tiene, de pasar mucho tiempo con Dios en oración como hacía Jesús (Marcos 1:35).
    Pablo está acostumbrado a lo que sucede a continuación (Hechos 17:5). Los judíos que no creen tienen la costumbre de organizar la oposición. Bien lo sabe Pablo porque en su día el fue uno de ellos. Incluso vemos aquí una copia de lo que le pasó en su primer viaje, en el c. 14:19, que cuando no hay oposición, los judíos vienen de otra ciudad para asegurar que la haya.
    Conociendo la fuerza de la buenas costumbres, conviene que los padres establezcan un horario familiar y personal para reforzar una disciplina positiva. Tiempo para comer, leer y comentar la Biblia juntos, orar, tiempo para no ver la TV, salidas juntos en familia.
¿Mi vida está estructurada con propósito?

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