Menú completo 3 Juan
El destinatario de la tercera epístola es un hombre muy hospitalario. A Gayo se le agradece su atención a los viajeros, especialmente a los desconocidos (3 Juan v 5). En contraste, Diótrefes, dirigente en la iglesia, para poder ser el número uno no recibe a los que vienen con un mensaje de Dios.
Se podría volver a examinar toda la cuestión de la hospitalidad a viajeros. Me acuerdo de unas conferencias en Madrid cuando pedían alojamiento para los que venían de lejos. Fue nuestro privilegio hospedar a unos hermanos de Huelva. El regalito de unos cuadros de corcho sigue recordándonos esa grata experiencia. Por varios motivos se practica eso menos ahora. Preferimos alojarnos en hoteles y así no “molestar”. Aunque a veces es la solución más apropiada, algo se pierde. Antiguamente todos los domingos mi madre preparaba comida para tener invitados de la iglesia, o íbamos a casa de ellos. No sólo familia, sino una gran lista de amigos. Está bien comer juntos en un restaurante pero creo que se pierde algo. Por lo menos convendría reflexionar sobre el tema.
Hemos disfrutado y hemos sido bendecidos abriendo nuestra casa a tres personas de dos nacionalidades, que se encontraban en España y necesitaban un lugar. Cuando bendecimos a otros, también somos bendecidos.
Una advertencia– antes de admitir a alguien en casa y en la iglesia, saber lo que enseñan (2 Juan v 10). Son los que vimos en 1 Juan 4, que socavan la obra de Cristo.
¿Hago un esfuerzo por practicar la hospitalidad?
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