Texto de la semana Juan 3:10-21
Menú completo Juan 2
En Juan 2, Jesús y sus discípulos suben a Galilea desde el Río Jordán, y vuelven a bajar a la fiesta de la Pascua en Jerusalén. (Decimos “bajar” porque así aparece en nuestro mapa, pero ellos decían “subir”, por la elevación de Jerusalén (v 13). ¿No te resulta fascinante que su primer milagro es la conversión de agua en vino? Es su tarjeta de presentación. Jesús es el que provee para las necesidades, el que da un toque especial a cualquier evento. Merece la pena caminar con él.
Pero en Jerusalén se presenta de otra manera. Además de convencer a la gente con señales (v 23), siente la necesidad de corregir un fallo importante en el templo. En Caná de Galilea pone lo que falta. En el templo de Jerusalén quita lo que sobra, el comercio con las cosas de Dios. Aunque él va a decir (c 4) que ya llegó el tiempo cuando no se adora a Dios en un templo, sin embargo, mientras el templo sigue en pie, su función es que sea un lugar para la oración.
¿Te acuerdas de lo primero que hizo David cuando fue nombrado rey de todo el pueblo? Fue a Jerusalén y quitó de allí los elementos que se oponían al reino de Dios (2 Samuel 5:6). David llevaba años pastoreando sus ovejas en la zona al sur de la ciudad, y por fin pudo hacer algo. Jesús llevaba años visitando la pascua, y ahora ha llegado su hora. El templo queda limpio.
Hay gente muy lista, a quienes no les gusta nada perder su negocio. Pero no lo dicen así. Los jefes de los judíos siempre usan palabras religiosas. Ya que haces esto, ¿qué señal nos muestras? (Jn 2:18). Les sucede lo que dice nuestro texto de la semana, todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al descubierto.
¿Cómo puede nuestra iglesia presentarse en esta sociedad?
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