Lectura cronológica 106 en los evangelios
¿Tenía que pasar Pedro por esa desgracia y acabar llorando amargamente? ¿No podía el mismo Jesús que le echó una mano cuando se hundía en el mar haberle tendido en este momento de confusión un poco de socorro oportuno para no caer tan bajo? Me hace pensar en mis alumnos de inglés. Cuando hacen ejercicios estoy a su disposición para explicar, contestar y soplarles la respuesta. Pero cuando hacen un test hago mutis por el foro. Están solos. Para Pedro esto es el examen. Tuvo su oportunidad de ser menos bocazas cuando se comentaba el peligro en que se encontraba Jesús. Pudo haber orado en vez de dormir en Getsemaní, así que llega a la prueba desprotegido y cae.
Tú y yo sabemos que Dios utiliza cosas así para nuestro bien. Cuentan que Pedro sufrió luego con mucha valentía una muerte cruel, siendo crucificado boca abajo. Incluso sus fallos sirven para su preparación, y llegará regocijarse cuando tenga que sufrir por su testimonio cristiano (Hechos 5:41)
Por algo nos cuentan lo que hacen los sacerdotes. ¿Conoces a alguien así, que nunca pierde ni su fachada religiosa ni su total perversidad? Jesús es ejemplo de cómo hay que actuar cuando nos encontramos ante estos tipos.
Lectura cronológica 105 en los evangelios
El cordero que servía de holocausto en el templo no sufría tanta crueldad. No le arrancaban la lana, ni le azotaban ni le insultaban. ¿Por qué al Cordero de Dios sí? ¿No podía haber derramado su sangre salvadora de forma limpia y rápida? Sabemos que se desató contra él la furia de Satanás, quien aprovechó de la debilidad del Hijo de Dios. Sirvió para los juegos de soldados sádicos y para regodearse los sacerdotes. Fuese necesario o no, Jesús se sometió. Y Él explica luego ¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en su gloria? (Lucas 24:26) Digno eres … porque fuiste inmolado (Apocalipsis 5:9). Lo hiciste por mí.
Nos recuerda el león Aslan, rey de Narnia, quien sufrió crueldad y muerte a la mano de la bruja por rescatar a sus compañeros. Sufrir por la causa de Dios nunca es en vano.
Pedro, mientas, sigue de lejos, desgarrado entre su profunda lealtad por Jesús y su deseo de salvar su propio pellejo. Al final su acento galileo le traiciona (Lucas 22:59). ¿Tú le sigues de lejos o de cerca, o de ninguna forma? El Jesús que oró para que Pedro pudiese recuperarse está deseando envolverte en sus brazos para que andes con él muy de cerca.
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