El otro día Julio estaba sembrando patatas. Lo que se metía en la tierra no era muy apetitoso, que digamos. Pero Julio cuenta con que lo que él invierte en semilla se multiplicará por diez en producto final. En el gran capítulo del Nuevo Testamento sobre la resurrección, 1 Corintios 15, Pablo nos dice que este cuerpo es una semilla. Se siembra un cuerpo corruptible, se resucita un cuerpo incorruptible (1 Corintios 15:42). Esta frase nos tiene que estimular a no malgastar nada del tiempo ni de la fuerza que tenemos. Se siembra en debilidad, se resucita en poder (v 43).
Llegamos a una conclusión lógica, que nuestro cuerpo actual tiene un gran futuro, pasando primero por la muerte. Todas esas ansias de vivir se cumplirán, no en este cuerpo, que todos sabemos está destinado a la sepultura. Todo lo que se puede disfrutar en este cuerpo se multiplicará en el cuerpo de la resurrección, de forma tan impresionante que Pablo se ve obligado a usar comparaciones. ¿Cómo vas a describir lo que nunca has visto? Como dice Pablo más adelante en 2 Corintios 2:9, Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman.
Más adelante llegaremos a ver, en 2 Corintios 5, como cada cosa que hacemos en esta vida repercute en el cuerpo que recibiremos, La semilla se reproduce con creces.
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