Así que, yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
(1 Corintios 3:1)
Lo malo no es ser inmaduro. Lo malo es llevar muchos años y seguir inmaduro. Lo malo es no tener intenciones de madurar. Lo malo es conformarse con nuestra inmadurez. Lo malo es seguir viviendo como nos pide el cuerpo, igual que lo hacíamos antes de poner nuestra fe en Cristo. Lo malo es tener el oído cerrado a la instrucción porque no hemos desarrollado una sensibilidad espiritual.
Pablo se dirige aquí a una iglesia infantil, que tenía haber alcanzado ya la madurez. Son personas que se pelean entre sí, que no perdonan, que admiten la inmoralidad. Sobre todo, en vez de seguir a Cristo, se hacen seguidores de líderes humanos (1 Corintios 3:4). Hacen lo que manda el cuerpo, no lo que manda el espíritu.
¿No le ves a Pablo un poco frustrado? 10 veces en esta breve epístola les pregunta, ¿No sabéis? El ha hecho una gran inversión en ellos. Y como premio tiene un bebé que no quiere crecer.
Jesús ha hecho una gran inversión en ti. Está buscando crecimiento.
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