Los principales sacerdotes lo solucionan todo con dinero. Dudo que encontremos ningún ejemplo más dramático de cómo el poder económico lo soluciona todo y no soluciona nada. Primero fue con dinero que se gestionó la traición de Judas. Ahora (v 13) tienen que pagar a los soldados que no fueron capaces de impedir la intervención de los ángeles.
Aunque éste es el capítulo de la resurrección, conviene contrastar nuestra actitud con la de estos responsables de pueblo judío. Es muy posible que en esta semana hayas pensado, “Si yo tuviese dinero suficiente, podría solucionar ...” Yo sufro la misma tentación. Estudies la historia, la Biblia o la sociedad que te rodea, tienes que llegar a la conclusión de que nuestros problemas van mucho más allá de lo económico. Los grandes problemas están en el corazón humano; en la envidia, el recelo, el odio. Es difícil darnos cuenta de que el dinero no trae soluciones duraderas.
Aunque no tengas dinero, tienes la promesa de Jesús, Toda
potestad me es dada en los cielos y en la tierra (v 18). Les he
dicho a mis hijas que no pienso acumular dinero para que lo hereden (aunque
pudiese). Lo que tengo que darles, ya se lo he dado y lo estoy dando: enseñándoles
que guarden todas las cosas que Jesús ha mandado (v 19).
Jesús dice, Yo
estoy con vosotros. ¡Qué cosa más grande¡ ¿No es ésta la solución que
todos necesitamos? Con él está resuelto todo. Sin él, por mucho que tengamos
acumulado, no está resuelto nada.
¿Cómo pongo soluciones esta semana?
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