Fue el profeta Simeón quien dijo que por medio de Jesús iban a ser
revelados los pensamientos de muchos corazones (Lucas 2:34). Cuando va llegando
a su muerte se ve cómo esto sucede.
María de Betania, callada, escuchando siempre, ahora siente un gran impulso. Aunque ella no
sabe que en dos días el Señor va a ser traicionado y ejecutado, sabe que hoy es
el día para gastar sus ahorros. Aquí solo dice “una mujer” (v 7) pero sabemos
por el evangelio de Juan que Jesús se había establecido en Betania y que María
le hizo este espléndido regalo de perfume. Acertó! Puedes fiarte de los
impulsos de María.
Judas,
que ya tenía la costumbre de sisar del fondo común (Juan 12:6), ahora hace un
negocio mayor, el de vender al Hijo de Dios por 30 monedas de plata. Los tiene
a todos bien engañados (Mt 26:20-23). ¡Qué chasco será para todos cuando le ven
acompañando a los enemigos (v 47). Pero Judas no puede cambiar el plan de Dios.
Al final va a ser también un instrumento de la voluntad divina. “¡Ay de aquél
hombre!” dijo Jesús. No le tengas miedo a Judas. Jamás puede pasar de
lo que Dios permite.
Dirigentes del pueblo que fingían ser justos (Mt 23:27) pero todo
era una tapadera. Por el hecho de reunirse en secreto, buscar la oscuridad,
pagar a un traidor, y luego buscar testigos falsos, se muestran tal y como son
en verdad. En el v 55 Jesús les echa en cara esta falsedad. Poco les importa
porque para ellos el fin justifica los medios. Cuidado de no ser
arrastrado por la prepotencia de los escribas y fariseos.
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