Hemos visto que Sansón tenía aspectos de necio. Vamos a leer el resto de su historia (Jueces 16-18) pensando en otras personas que podrían merecer ese título de Necio.
Pienso que, lo mismo que Sansón se dejaba seducir hasta perder su fuerza, el pueblo de Israel, y en concreto uno que se llama Micaías, y la tribu de Dan en el relato que viene a continuación, se dejaban seducir, no por mujeres en este caso, sino por la riqueza y el poder que parecían ofrecer otros dioses.
Nunca estamos fuera de peligro. ¡Nunca! Por muy inteligentes que seamos y por mucho que hayamos servido al Señor.
¿Hay alguna lección que podemos aprender de Sansón? Si:
1. Toda necesidad se puede llevar a Dios en oración (Jueces 15:18-19)
2. Hasta el último día de nuestra vida hay una vía para reconectar con Dios (Jueces 16:28-30)
Creo que es demostrable que Sansón se portaba como necio. Pero ¿qué pasó con el hombre al que se le consideraba el más sabio de su tiempo, que también comienza con S?
Pues sucedió que
cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros
dioses, y su corazón no estuvo dedicado por entero al SEÑOR su Dios, como había
estado el corazón de David su padre. Porque Salomón siguió a Astoret, diosa
de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. Salomón hizo
lo malo a los ojos del SEÑOR, y no siguió plenamente al SEÑOR, como le
había seguido su padre David. (1 Reyes 11:4-6)
¡NUNCA PODEMOS BAJAR LA GUARDIA! Estad alerta, velad (Marcos 13:33).
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