En una concentración de jóvenes emprendedores que buscaban nuevas formas de desarrollo económico bajo el título, “Sociedad De Imaginación”, un promotor comentaba cómo la gente en general piensa que todo tiene que hacerse mediante subvenciones. Decía que tienen que aprender, “Primero la imaginación, y luego la subvención”. Hay miedo, dice, a hacer cosas diferentes. Los jóvenes de hoy quieren el éxito sin riesgo, y casi sin esfuerzo.
Podríamos decir, respecto al avance de la Iglesia, primero el compromiso, y después la capacitación. ¿Sobre quiénes vino el Espíritu Santo para que fueran el comienzo del movimiento más grande que ha visto el mundo? Son un grupo pequeño (120 personas) de la provincia de Galilea, que han seguido a Jesús hasta Jerusalén, le han visto morir y resucitar, y ahora están dispuestos a jugárselo todo por su causa.
Es fascinante en este discurso de Pedro ver su confianza de que Jesús es el cumplimiento de los profetas, el Rey de la dinastía de David y el que desde su trono en los cielos llama a todos a seguirle y recibir el perdón de pecados.
Destaca aquí la palabra todos. Al comienzo del capítulo se refiere a 120 personas (v 1), unánimes y juntos. Al final todos son más de 3.000 personas, todavía juntos (v 44) y en comunión unos con otros. ¡Esto es la Iglesia de Jesucristo! Compromiso con el Crucificado, Poder del Espíritu Santo, Vida en Comunidad. ¿Sientes alguna reacción cuando lees esto? Algunos piensan, Sí, pero las cosas han cambiado. Eso es la mejor forma de no tener el poder de Dios en nuestro tiempo. Tenemos que buscar qué compromiso Dios nos pide para tener su poder.
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