Lectura
Un predicador, ahora reconocido por haber sido la voz de Dios en otra generación, comentó una vez, "No me quedan plataformas en nuestras iglesias porque no les gusta que yo hable la palabra de Dios con claridad"
Algo así pasa con el rey Acab y sus profetas (la mayoría falsos). Cuando el rey de Judá pide que hable un profeta auténtico Acab dice (18:6) me cae muy mal porque nunca me profetiza nada bueno; solo me anuncia desastres.
Luego le aconsejan a éste que prepare un mensaje agradable, y él responde, (18:12) —Tan cierto como que el Señor vive, te juro que yo le anunciaré al rey lo que Dios me diga.
Si te dicen una cosa que no te gusta, escucha bien porque es posible que sea la voz de Dios.
Otra cosa aleccionadora es la gran reunión de oración en el 20:4.
martes, 27 de agosto de 2019
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