martes, 8 de enero de 2019

Cómo heredar la vida eterna

8-enero

Mateo 19:16-30            
16  Y he aquí se le acercó uno y dijo: Maestro, ¿qué bien haré para obtener la vida eterna?
17  Y El le dijo: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Sólo Uno es bueno; pero si deseas entrar en la vida, guarda los mandamientos.
18  El le dijo*: ¿Cuáles? Y Jesús respondió: NO MATARAS; NO COMETERÁS ADULTERIO; NO HURTARAS; NO DARÁS FALSO TESTIMONIO;
19  HONRA A tu PADRE Y A tu MADRE; y AMARAS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO.
20  El joven le dijo*: Todo esto lo he guardado; ¿qué me falta todavía?
21  Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme.
22  Pero al oír el joven estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.
23  Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos.
24  Y otra vez os digo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios.
25  Al oír esto, los discípulos estaban llenos de asombro, y decían: Entonces, ¿quién podrá salvarse?
26  Pero Jesús, mirándolos, les dijo: Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible.
27  Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué, pues, recibiremos?
28  Y Jesús les dijo: En verdad os digo que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, os sentaréis también sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
29  Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos o tierras por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
30  Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros.    

Marcos 10:17-31  
17  Cuando salía para seguir su camino, vino uno corriendo, y arrodillándose delante de El, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
18  Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios.
19  Tú sabes los mandamientos: "NO MATES, NO COMETAS ADULTERIO, NO HURTES, NO DES FALSO TESTIMONIO, no defraudes, HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE".
20  Y él le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud.
21  Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
22  Pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.
23  Jesús, mirando en derredor, dijo* a sus discípulos: ¡Qué difícil será para los que tienen riquezas entrar en el reino de Dios!
24  Y los discípulos se asombraron de sus palabras. Pero Jesús respondiendo de nuevo, les dijo*: Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!
25  Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios.
26  Ellos se asombraron aún más, diciendo entre sí: ¿Y quién podrá salvarse?
27  Mirándolos Jesús, dijo*: Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios.
28  Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
29  Jesús dijo: En verdad os digo: No hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o tierras por causa de mí y por causa del evangelio,
30  que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna.
31  Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros.     

Lucas 18:18-30
18  Y cierto hombre prominente le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
19  Jesús le respondió: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios.
20  Tú sabes los mandamientos: "NO COMETAS ADULTERIO, NO MATES, NO HURTES, NO DES FALSO TESTIMONIO, HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE."
21  Y él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud.
22  Cuando Jesús oyó esto, le dijo: Te falta todavía una cosa; vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme.
23  Pero al oír esto, se puso muy triste, pues era sumamente rico.
24  Mirándolo Jesús, dijo: ¡Qué difícil es que entren en el reino de Dios los que tienen riquezas!
25  Porque es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios.
26  Los que oyeron esto, dijeron: ¿Y quién podrá salvarse?
27  Y El respondió: Lo imposible para los hombres, es posible para Dios.
28  Y Pedro dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
29  Entonces El les dijo: En verdad os digo: no hay nadie que haya dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres o hijos por la causa del reino de Dios, 
30 que no reciba mucas veces más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.

Hemos visto hace algunos días que Jesús dice, "Ningún siervo puede servir a dos señores, porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.". ¿Cómo podemos saber a quién estamos sirviendo? Un factor es la importancia que le damos. Realmente, en este caso del joven rico, Jesús le está ayudando a saber quién es su señor. Sabemos que se trata de la salvación porque los discípulos preguntan ¿Y quién podrá salvarse?

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