Vitaminas (Lectura mínima) 1
Corintios 1:1-9
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Corintios 3
La gran alegría de un maestro es que sus alumnos no
solamente lleguen a su nivel, sino que incluso le superen. Cuando Pablo empezó
a enseñar a los creyentes en Corinto, tuvo la esperanza de que aprovechasen al
máximo la oportunidad de reflejar la mente de Cristo en sus vidas. Pero cuando
llega a escribir esta carta, se ve obligado a reconocer que no es así.
Tiene que ser para Pablo un chasco enorme darse cuenta que
la enseñanza que les corresponde a estas alturas les resbala. No son
espirituales, sino carnales. La carnalidad se ve en que siguen a ciertos
líderes humanos en vez de aprovechar toda la riqueza de dones que Dios les
proporciona.
Hoy día los cristianos espirituales hacen un esfuerzo por
comer de toda la mesa. Los “payos” necesitan a los gitanos, que son hijos del
mismo Señor. Los gitanos necesitan a todos sus hermanos. Los que vienen de
fuera necesitan a los españoles, y los que son de aquí necesitan saber, no
solamente recibir el ministerio de personas de otras culturas, sino también
ayudar a los que a veces se encuentran frustrados en sus intentos de ministrar
aquí.
Yo necesito tu ayuda y tú la mía.
¿ Estamos dispuestos a ser el cuerpo de Cristo?
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