lunes, 19 de marzo de 2012

Una gran desilusión


Vitaminas (Lectura mínima) 1 Corintios 1:1-9
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La gran alegría de un maestro es que sus alumnos no solamente lleguen a su nivel, sino que incluso le superen. Cuando Pablo empezó a enseñar a los creyentes en Corinto, tuvo la esperanza de que aprovechasen al máximo la oportunidad de reflejar la mente de Cristo en sus vidas. Pero cuando llega a escribir esta carta, se ve obligado a reconocer que no es así.

Tiene que ser para Pablo un chasco enorme darse cuenta que la enseñanza que les corresponde a estas alturas les resbala. No son espirituales, sino carnales. La carnalidad se ve en que siguen a ciertos líderes humanos en vez de aprovechar toda la riqueza de dones que Dios les proporciona.

Hoy día los cristianos espirituales hacen un esfuerzo por comer de toda la mesa. Los “payos” necesitan a los gitanos, que son hijos del mismo Señor. Los gitanos necesitan a todos sus hermanos. Los que vienen de fuera necesitan a los españoles, y los que son de aquí necesitan saber, no solamente recibir el ministerio de personas de otras culturas, sino también ayudar a los que a veces se encuentran frustrados en sus intentos de ministrar aquí.

Yo necesito tu ayuda y tú la mía.

¿ Estamos dispuestos a ser el cuerpo de Cristo?

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