Vitaminas (Lectura mínima) 1
Corintios 1:1-3
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Corintios 1
Algo a tomar en cuenta cada vez que leemos una de las
epístolas de Pablo es que va dirigida a un grupo concreto en un lugar
determinado, y normalmente con ciertos problemas que el autor pretende
solucionar. Corinto es un puerto grande, centro de idolatría, donde los
cristianos en el poco tiempo que llevan convertidos han absorbido aspectos de
su cultura que están reñidos con la verdadera fe.
Todo esto lo veremos en lecturas sucesivas, pero conviene
saber de entrada que los cristianos en Corinto forman una iglesia muy
problemática. Por eso es especialmente llamativo la forma en que Pablo los
designa, “santificados en Cristo Jesús” (v 2). Si dijera, pendientes de ser
santificados, lo encontraríamos más digerible, pero llamar santificados a gente
que practican peleas y pleitos y que admiten la inmoralidad entre sus miembros
parece un disparate. Pero toma nota de lo que sigue, “llamados a ser santos”.
Nosotros lo haríamos al revés. Llenaríamos el frasco y después pondríamos la
etiqueta.
Pero Dios dice, Desde el primer día yo te santifico, pongo
en ti mi naturaleza. Eres hijo de Dios y ahora te corresponde vivir como tal.
Todos los que han entregado sus vidas a Cristo han recibido el toque
santificador. Al escribirles Pablo no discute eso. Por lo que el apóstol lucha
es que estas personas, en las que ha empezado a obrar el Espíritu Santo le
permitan terminar esa obra. Será un libro interesante. Y el ser “santo” nada
tiene que ver con la “canonización.”
Cuando miro en mi interior, soy consciente de un fuerte
deseo de agradar a Dios?
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