sábado, 5 de diciembre de 2020

Hermoso por fuera, podrido por dentro


LECTURA CRONOLÓGICA 66 DE LOS EVANGELIOS


     ¿Con qué intención le invita el fariseo a Jesús a comer? ¿Es como Mateo, quien hizo un banquete después de su decisión de seguir a Jesús? Los fariseos son expertos en poner trampas, como hicieron con la mujer atrapada en adulterio. Y lo primero que observa el fariseo es que Jesús sigue haciendo caso omiso a las normas que ellos han establecido. En el v 54 les vemos otra vez poniendo el cebo, con lo que Jesús advierte a sus seguidores (12:1) que tengan mucho cuidado con la contaminación de estos religiosos. De todas formas, si tú me invitas a comer, lo tomaré como gesto de fraternidad, como ayer, que nos invitaron Fernando y Marisa. Lo mismo que cuando vienes a mi casa.

     ¿De qué son culpables los fariseos? ¡Robo y maldad! (v 39)  Y estoy seguro de que jamás vamos a escuchar a un fariseo decir, "He robado". Ni tampoco nadie les va a acusar ante un tribunal. ¿Cómo lo hacen? Son artistas. Con el pretexto de preocuparse por las viudas (Lucas 20:47) consiguen la administración de su propiedad, dejándolas tan endeudadas que tienen que pasar el título a los fariseos. (Muy parecido a lo que hacen algunos países ricos con otros pobres, otorgándoles créditos tan enormes, que nunca podrán pagar, y al final los ricos se apropian de los recursos.) O bien, los fariseos les convencen de que hagan una donación. Así son por dentro. Su especialidad es tapar eso con un blanqueo de religiosidad. Y Jesús les reta a hacer obras de caridad (v 41) para quedar limpios.

     Cuando Jesús dice ¡Ay! está sintiendo el dolor de ellos. Con esa denuncia les está ofreciendo la oportunidad de enmendar. No quiere que perezcan. 

     ¿En qué forma los especialistas en derecho canónico (escribas o interpretes) les quitan la llave a la gente que va entrando en el reino? Hacen exactamente lo contrario de su función. En vez de dar conocimiento lo quitan. Intentan esclavizar al pueblo con su conocimiento. Y no pensemos que ellos lo tengan en exclusiva. Cada vez que tenemos la ocasión de enseñar a alguien sobre las cosas de Dios tenemos que cuidar de que esa persona dependa cada vez más de Dios y menos de nosotros. Además, los escribas con su ejemplo anulan cualquier cosa buena que pudieran enseñar.

     Hay un registro de mártires (v 51). Empieza con A (Abel - Génesis 4:8) y termina con Z (Zacarías - 2 Crónicas 24:21). Y hay un cupo, que tendrá que cumplirse antes de que se complete la justicia de Dios (Apocalipsis 6:11). En tiempos de Jesús el establecimiento religioso no había ejecutado a nadie en muchos años. Ahora van a reanudar su carrera, con el mismo Hijo de Dios. Me da la sensación de que cuanto más directamente hablemos la verdad, más se estimulará esa oposición que siempre está ahí, especialmente entre los que utilizan la religión para su propio provecho.

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