Quiero proponer la conclusión de que Pablo no está equivocado cuando anticipa estar presente cuando regresara Jesús (los que estemos vivos y que permanezcamos, 1 Tesalonicenses 4:15) y que tiene razón cuando, 15 años más tarde ya está convencido de que va a morir. (2 Timoteo 4:6 Porque yo ya estoy para ser derramado como una ofrenda de libación, y el tiempo de mi partida ha llegado.)
Agradezco las opiniones que habéis compartido. Alguien comenta que ya parece que no estamos a la espera de la venida de Jesús en nuestro tiempo. Otro hermano, en una carta, compartía su esperanza de que cuando venga, hayamos logrado realizar todo lo posible para él.
Pablo ha visto, en su primer viaje, la conversión de "todos los que estaban destinados a tener vida eterna" (Hechos 13:48, Dios Habla Hoy). Luego, cuando se propone ir a España, pasando por Roma, afirma que, donde ha estado hasta entonces, ha predicado en toda su plenitud el evangelio de Cristo y que en esas regiones no le quedan más lugares (Romanos 15). Está arrasando. Está viendo la posibilidad de una cosecha completa. ¿Qué pasó en esos 15 o 20 años para hacerle cambiar de enfoque? Nada más hay que leer sus epístolas. Divisiones en la iglesia, inmoralidad, mundanalidad, carnalidad, inmadurez. No está viendo esa iglesia en toda su gloria que está buscando Cristo (Efesios 5:27) y tiene que dedicarse a corregir aquellas cosas que han producido contaminación.
Podríamos comparar lo que pasa en la iglesia con la travesía del desierto desde Egipto hasta la tierra prometida. En vez de 2 años, por su incredulidad tardaron 40. Moisés, en vez de guiarles de forma directa, tiene que contender con un pueblo rebelde.
Reconozco que la idea de una cosecha completa de almas en tiempos del Apóstol a los Gentiles (Pablo) es un reto a nuestra imaginación ¿Qué pasaría con los pueblos todavía no "descubiertos"? Creo, sin embargo, que estarás de acuerdo conmigo, de que para Dios estos retos logísticos y tecnológicos serían fáciles de salvar en comparación con el reto de enderezar a su pueblo, la Iglesia, la Esposa del Cordero.
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