Aperitivo: 2 Pedro 1:1-11
Menú completo: 2 Pedro 1
En esta carta Pedro no se dirige a los “expatriados”, sino a los que han alcanzado una fe de igual valor que la suya. Sí, hermano, tu fe vale igual que la de Pedro. Él fue pescador, tú serás panadero o reportero u obrero, y puedes estar seguro de que Pedro no tiene ninguna ventaja sobre ti. Lo dice él mismo. Lee con detenimiento el v 1 y el 3. Lee también 1 Juan 1:3 para que veas que puedes codearte con los apóstoles.
La 2ª epístola de Pedro es un testamento, un legado. Sabe que va a morir pronto (v 14). San Pedro apóstol es una persona normal. Lo que él tiene es lo que Dios le ha dado. Lo que Dios le ha dado a él es para cualquier cristiano normal. Una de las cosas que destaca en la elección de los apóstoles de Jesús es precisamente su falta de cualidades especiales, menos una, la total entrega al Señor.
Desde luego, Pedro tuvo privilegios especiales. Lo que quiere constatar es que esos privilegios no le hacen a él superior. Sí, pudo ver la gloria de Cristo en el monte de la transfiguración (v 18). Pero tiene algo más grande que eso, la palabra de los profetas (v 19) por escrito. Da la casualidad de que tú y yo también tenemos esas palabras escritas. Mediante esas promesas nosotros, tú y yo, llegamos a ser participantes de la naturaleza divina.
Veremos en este testamento del apóstol como nos vincula con todos los recursos, recomendándonos la lectura de las epístolas de Pablo en los últimos versículos.
Sí, los apóstoles son personas normales. Por eso nos sirven como cimiento para la iglesia, para que multitud de personas normales estén edificadas encima. La hermosura de este edificio compuesto por millones de personas normales es nuestro principal atractivo. Reflejamos la gloria de Jesús.
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