Vitaminas (Lectura mínima): Vss 8-12
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Entre Pablo y Filemón hay mucha confianza. Han pasado buenos ratos juntos. Aunque Pablo está en la cárcel y Filemón es un hombre de propiedad, sin embargo el primero es el que ejerce la autoridad. Dice que siente mucha libertad para mandar pero no quiere.
Hay algunas personas que lo hacen al revés. No tienen autoridad, pero les gusta mandar. Hay quienes enfocan la vida como una especie de concurso donde ganas puntos según el número de personas que te hacen caso. Para conseguir obediencia recurren a varios procedimientos. Puede que se les haga caso por su insistencia. A otros porque manipulan. A otros porque son los que pagan. A otros porque han ganado el derecho de tener autoridad.
Esto es el caso de Pablo pero ¿por qué no le gusta mandar? Por lo mismo que Dios. Una decisión obligada no tiene el mismo valor que el libre ejercicio de la voluntad basado en un proceso de pesar valores y llegar a conclusiones.
Cómo el cristianismo pudo acabar con la esclavitud
Y aquí tienes el mismo video en youtube.
Filemón podría decir, “Aceptaré a Onésimo en mi casa otra vez porque lo dice Pablo.” Pero ahora tiene que considerar las opciones. La decisión será suya. Así se consigue el propósito de Dios, de que cada uno maduremos. Otro beneficio es que el esclavo restaurado sabe que el amo le recibió de corazón y no solo por obligación; esto favorece su relación.
¿He aprendido a mandar lo menos posible?
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