HECHOS 7
Es triste la muerte de un hombre de Dios como Esteban, pero de ningún modo se trata de una derrota, ni para él, ni para la iglesia que representa. Su martirio sucede mientras está cumpliendo plenamente las instrucciones de Jesús, Lo que os digo en tinieblas, decidlo a plena luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas (Mateo 10:28). Jesús nos anima en esta tarea diciendo, No temáis a los que matan el cuerpo pero el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno (Mt 10:29).
Si el libro de los Hechos fuera una historia corriente, a nivel humano, veríamos al principio adversidad y problemas. Pero al final triunfarían los buenos. Eso no es lo que vemos en Hechos. El libro termina con su protagonista principal en la cárcel. Y pasa por la muerte de varias de las personas más entrañables. Para ver la gran victoria final hay que llegar al libro del Apocalipsis porque no se trata de una historia corriente, sino más bien contra corriente.
Por otro lado, sí vemos la victoria en página tras página debido a que la muerte no se considera una derrota. La iglesia se extiende, los cristianos cobran valor y el Cristo resucitado es glorificado. Esta actitud se resume en Hechos 6:7, La palabra del Señor crecía y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
Y la Iglesia ha seguido creciendo a través de los siglos, en medio de mucha persecución, en muchos lugares. Ejemplo es la iglesia en China, que ha resistido y crecido a pesar de fuertes ataques oficiales.
La muerte de Esteban es el comienzo de la historia de Pablo. Hay una buena película que relata lo que viene después de Hechos 7.
¿Mi vida está en el altar?
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