Las preguntas de Job son desgarradoras. Está en la oscuridad, no puede ver. Parece que lo que más desea es una explicación, y sus “amigos” no le sirven de mucha ayuda. Demuestran (8:3) que ellos tampoco entienden lo que está pasando.
Ninguno de los protagonistas ha escuchado las conversaciones entre Dios y el diablo. Tú y yo tampoco sabemos muchas veces que hay detrás de lo que sucede. Si Satanás consigue que Job dude de Dios, ha ganado.
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