martes, 12 de junio de 2012

Una lucha encarnizada


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Judas tiene una preocupación principal: que contendamos por la fe (v 3). La escena que presenta nos recuerda las advertencias que dan Pedro y Juan: hay personas que están socavando la iglesia.
La palabra traducida “contender” es un término que se usaba en los deportes olímpicos. Esto nos da a entender que no se trata de una actividad casual, sin que hay que prepararse y luego concentrarse como un atleta. Nos dice que hay que luchar ardientemente. ¿Quiénes son los que tienen que luchar, y cómo será esta batalla? Somos nosotros, los que hemos sido llamados por Dios (v 1), es decir, todos los seguidores fieles de Jesús. La forma de luchar vendrá más adelante al final del libro.

Lo que nos explica primero es cómo son estas personas que se han colado en la iglesia y que amenazan su existencia si se les hace caso. La seriedad con que todos los apóstoles (Incluso Pablo, por ejemplo en Hechos 20:30) advierten respecto a este peligro indica que siempre estará presente. Habrá quien quiere estar en la iglesia para protagonizar. Los habrá que aprovechan el tejido social para su propio beneficio material. Introducirán toda clase da falsa enseñanza como la serpiente de Apocalipsis 12:15 que intenta ahogar a los seguidores de la verdad con un río de agua. En especial hay que notar que estas personas no se presentan como enemigos de Cristo, sino como participantes incluso en los “ágapes” (v 12). Hoy día puedes escuchar a personas que promocionan toda clase de inmoralidad desde supuestas iglesias evangélicas, y consiguen que se les escuchen en los foros más ortodoxos.

¿Qué hacer? Tener memoria (17). Edificarnos (20) y orar. Conservarnos (21). Convencer y salvar a los que se puede (22,23)

¿Estoy contendiendo?

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