Aperitivo 3
Juan 5-8
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Juan
Un día se levanta Gayo y se da cuenta que hoy no va a ser un
buen día. Su salud no se ha recuperado, y los negocios tampoco van muy bien.
Encima, llegan un grupo de desconocidos que dicen venir de su amigo Juan y
necesitan hospedaje. Por lo menos el tener noticias de Juan le anima un poco. Y
¿qué es esto? Le entregan un pergamino escrito a mano y, si, es la letra de
Juan. Todas las demás cosas pueden esperar. A ver qué dice este anciano amigo
fiel. ¡Con qué alegría se acuerda Gayo de aquellas conversaciones con Juan, y
cómo escuchaba sus explicaciones acerca de Jesucristo.
¡Anda! Juan se interesa por su negocio y por su salud. Y
sobre todo Juan se alegra de que Gayo se mantenga fiel al Señor. Y las visitas
que han llegado, son auténticos siervos de Dios. Será un honor ayudarles en lo
que él puede.
También hay noticias de dos hombres a los que Gayo conoce. “Efectivamente,
Diótrefes es así. Lo que más le interesa es llevar la voz cantante. Ha hecho de
la iglesia su feudo particular. ¡Cómo debe estar sufriendo Juan, al sentirse
rechazado! Y el buenazo de Demetrio. A ver qué puedo hacer para animarle.”
“¡Y qué noticia más buena– Juan va a pasar por aquí. Si a
él le produce alegría, a mí más.”
Si Juan hubiese decidido que estaba demasiado ocupado para
escribir, Gayo no habría recibido esa carta de ánimo y nosotros no tendríamos
este modelo de auténtica amistad. Es un ejemplo para nosotros. Tenemos el
ministerio de animar a los demás también. No vale decir que Juan es un apóstol
y eso es su trabajo. Porque el amor unos para otros no se limita a los
apóstoles.
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