Aperitivo 2
Juan 4-7
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Juan
Cuando Juan el anciano escribe a la señora elegida y a sus
hijos, se entiende generalmente que la destinataria sería una iglesia. Juan
probablemente era el apóstol que más años vivió, pasando de los 90 y viviendo
en la ciudad de Éfeso. Esta iglesia podría ser una de las que surgieron en esa
zona.
Le vemos a Juan preocupado por el bienestar de sus “hijos” y
en este caso los “hijos” de la “señora elegida”. Los temas aquí son similares a
algunas de las cosas tratadas en 1 Juan. ¿Por qué ese énfasis en el peligro del
anticristo (v 7)? Para Juan, este personaje, no es que vaya a aparecer en un
escenario apocalíptico futuro, sino que se encuentra actuando ya. Quien hace
esto es el engañador y el anticristo. Su ataque contra la iglesia
consiste “simplemente” en decir que Jesucristo no vino en carne. Como hemos
visto, esto significaría que no tenemos un Salvador.
Cuando alguien se transforma en enemigo de Cristo no podemos
andar con medias tintas. Se hace una clara división. Los que han pasado por la
iglesia para luego tergiversar la enseñanza no tienen lugar en nuestras casas.
Dicen que en una ocasión Juan y algunos de sus discípulos
entraron en un baño público de Éfeso. Allí vieron a Cerinto, principal maestro
del gnosticismo, que enseñaba que todo lo físico es malo. Salió Juan corriendo
diciendo, “huyamos, que hasta este edificio podría caer al estar dentro ese
enemigo de la verdad.”
A Juan, el discípulo del amor, le vemos aquí como una osa
defendiendo a sus cachorros. No quedan apóstoles. Lo que va a perdurar son
estas palabras de su pluma, inspiradas por el Espíritu de Dios. Es esencial que
avise de los peligros.
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