Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniendo
su mano derecha sobre mí, me dijo: «No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último,
y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos,
y tengo las llaves de la muerte y del infierno
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1 y 2
El Apocalipsis, que viene de la pluma de Juan, después de
escribir sus 3 epístolas y su evangelio, es el único libro del Nuevo Testamento
en el que la mayor parte trata las profecías del futuro. Como hace en todos sus
escritos, aquí también se empeña en robustecer nuestra relación con Jesucristo.
Siguiendo el tema que introduce con Juan Bautista en su Evangelio (Juan 1:29),
hace mención del Cordero unas 30 veces en el Apocalipsis.
En una descripción que fluye de un símbolo a otro vemos que el Cordero
llega a ser el marido, cuya novia somos nosotros, la Iglesia. Toda la
historia se canaliza hacia ese gran momento cuando el amor que derramó el Hijo
de Dios para redimir a la humanidad se ve perfectamente correspondido,
alcanzando la unión que él deseaba desde antes de la fundación del mundo.
Esta historia de amor es también una historia de guerra. La
primera visión que Juan comunica de Jesús es de un aspecto que da miedo
(1:12-18), con una espada de dos filos que sale de su boca. Va llegando el momento
que predecían los profetas, cuando todas la injusticias se corrigen.
Los capítulos 2 y 3 forman un mensaje del Novio Celestial a
su amada. A ella le corresponde corregir algunos aspectos todavía para que esté
preparada para la boda.
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