Empecemos al final del capítulo.
A Hay una vida que vivir - El justo vivirá por su fe (v 38)
B Hay un peligro a evitar - si se vuelve atrás, dejará de agradarme (38)
C Hay un futuro inevitable - Pronto, muy pronto vendrá el que tiene que venir (37)
¿Cómo vivimos esta vida?
Acerquémonos (22)
Mantengamos (23)
Ayudémonos unos a otros (24 y 34)
Congreguémonos (25)
Animémonos (25)
Lo mismo que Jesús, venimos a hacer su voluntad (v 9) ¿Qué es la voluntad de Dios para nosotros? ¿Hay cosas viejas para quitar?
¿De qué trata este peligro (27-29)
Si alguien se vuelve atrás de su fe se considera que está pisoteando al Hijo de Dios.
¿Qué traerá esta "venida"
2 cosas: gran recompensa (v 35) para algunos y y castigo (29) para los que desprecian la sangre de Cristo.
No perdamos la confianza.
Esto es nuestra esperanza, y Jesús también está esperando (v 13) y nosotros colaborando.
Ineficacia de
la antigua ley
10:1- La ley de Moisés era solamente una
sombra de los bienes que habían de venir; no su verdadera realidad. Por
eso la ley no puede hacer perfectos a quienes cada año se acercan a Dios para
ofrecerle los mismos sacrificios. 2- Pues si la ley realmente pudiera purificarlos
del pecado, ya no se sentirían culpables y dejarían de ofrecer sacrificios. 3- Pero
estos sacrificios sirven más bien para hacerles recordar sus pecados cada año, 4-
ya que la sangre de los toros y de los chivos no puede quitar los pecados.
El sacrificio
de Cristo
5- Por eso Cristo, al entrar en el mundo,
dijo a Dios:
“No quieres sacrificios ni ofrendas, sino que me has dado un cuerpo. 6- No te agradan los holocaustos ni las ofrendas para quitar el pecado. 7- Entonces dije: ‘Aquí vengo, tal como está escrito de mí en el libro, para hacer, oh Dios, tu voluntad.’ ”
8- En primer lugar dice que Dios no quiere
ni le agradan sacrificios u ofrendas de animales, ni holocaustos para quitar el
pecado, a pesar de que son cosas que la ley manda ofrecer. 9- Y después añade:
“Aquí vengo para hacer tu voluntad.” Es decir, que quita aquellos
sacrificios antiguos y pone en su lugar uno nuevo.
10- Dios nos ha consagrado por cuanto su
voluntad fue cumplida por Jesucristo al ofrecer su cuerpo en sacrificio una
sola vez y para siempre. 11- Todo sacerdote judío oficia cada día, y sigue
ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, aunque estos nunca pueden
quitar los pecados. 12- Pero Jesucristo ofreció por los pecados un
solo sacrificio para siempre, y luego se sentó a la derecha de Dios.
13- Allí está esperando hasta que Dios haga de sus enemigos el estrado de sus
pies. 14- Así, por medio de una sola ofrenda hizo perfectos para
siempre a los que han sido consagrados a Dios. 15- El mismo Espíritu Santo nos
lo confirma, al decir:
16- “El pacto que haré con ellos después de aquellos días será este, dice el Señor: Pondré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente. 7- Y no me acordaré más de sus pecados y maldades.”
18- De modo que cuando los pecados han sido
perdonados, no hay necesidad de más ofrendas por el pecado.
III. FE Y FORTALEZA EN EL SUFRIMIENTO
Exhortación a
la fidelidad
19- Por tanto, hermanos, ahora podemos
entrar con entera libertad en el santuario por medio de la sangre de
Jesucristo, 20- siguiendo el camino nuevo, el camino de vida que él
nos abrió a través del velo, es decir, a través de su propio cuerpo.
21- Jesús es nuestro gran sacerdote que está al frente de la casa de
Dios. 22- Acerquémonos, pues, a Dios con un corazón sincero y una fe
completamente segura, limpios nuestros corazones de mala conciencia
y lavados nuestros cuerpos con agua pura.
23- Mantengámonos firmes, sin dudar, en la
esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha
hecho. 24- Procuremos ayudarnos unos a otros a tener más amor y hacer el bien. 25-
No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino animémonos
unos a otros; tanto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca.
26- Porque si seguimos pecando
intencionadamente después de haber conocido la verdad, ya no queda más
sacrificio por los pecados. 27- Solo queda la terrible amenaza del juicio y del
fuego ardiente que destruirá a los enemigos de Dios. 28- Cuando
alguien que desobedece a la ley de Moisés tiene dos o tres testigos en contra,
se le condena a muerte sin compasión. 29- Pues bien, ¿no creéis que
merecen mucho mayor castigo los que pisotean al Hijo de Dios y desprecian su
sangre, los que insultan al Espíritu del Dios que los ama? Porque esa sangre es
la que confirma el pacto, y con ella fueron consagrados. 30- Sabemos
que el Señor ha dicho: “A mí me corresponde hacer justicia; yo pagaré.” Y
también ha dicho: “El Señor juzgará a su pueblo.” 31- ¡Terrible cosa
es caer en las manos del Dios viviente!
32- Recordad los tiempos pasados, cuando
acababais de recibir la luz y soportasteis con fortaleza los sufrimientos de
una gran lucha. 33- Algunos fuisteis insultados y maltratados públicamente, y
otros os unisteis en el sufrimiento con los que así eran tratados. 34- Tuvisteis
compasión de los que estaban en la cárcel, y hasta con alegría os dejasteis
quitar vuestros bienes, sabiendo que en el cielo tenéis algo mucho mejor, que
permanece para siempre. 35- No perdáis, pues, vuestra confianza, porque ella os
traerá una gran recompensa. 36- Necesitáis tener fortaleza en el sufrimiento,
para hacer la voluntad de Dios y recibir lo que él ha prometido. 37- Pues la
Escritura dice:
“Pronto, muy pronto vendrá el que tiene que venir. No tardará. 38- Mi justo por la fe vivirá; pero si se vuelve atrás, dejará de agradarme.”
39- Nosotros, sin embargo, no somos de los
que se vuelven atrás y van a su condenación, sino de los que alcanzan la
salvación porque tienen fe.
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