Vitaminas 1 Corintios 1:4-9
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Hacia el final del libro de Romanos (16:17) Pablo advierte contra los que causan divisiones en la iglesia. En una carta que él escribió antes, 1 Corintios, cuya lectura empezamos hoy, vemos (1:10) que la iglesia de Corinto era un ejemplo de divisiones causadas por esa tendencia humana a formar separaciones.
Las divisiones en la iglesia son como la mala hierba en el campo. Se producirán siempre que no se tome medidas. Cuando Pablo da a esta iglesia esas palabras de ánimo (1:4-9) está tomando medidas de protección contra la división. Si ellos llegan a entender la grandeza de lo que Dios ha hecho por ellos, si se dan cuenta de que su vida está centrada en Cristo y no en personajes humanos, tendrán una fuerte unidad.
Hay dos clases de personas que en especial son un peligro para la unidad de la iglesia. Primero, cristianos con poca experiencia que desde siempre tienen la costumbre de la crítica. Pero hay otro grupo más peligroso. Son cristianos con experiencia que han hecho de la iglesia un campo de protagonismo. Para ellos cualquier persona que tenga un ministerio atractivo es una amenaza. Pablo encontró personas así también en Filipos. Predicaban el evangelio por rivalidad. Pero el concepto que Pablo tenía de la iglesia era tan noble que incluso así se alegraba de que Cristo fuera anunciado. “Me gozo y me gozaré siempre” (Filipenses 1:18)
Cuando la iglesia está unida puede realizar una labor grande. Cuando no hay unidad, queda un trabajo previo, buscar la unidad. Esto se hace hablando una misma cosa (v 10), centrándose en Cristo (v 31), de quien proviene todo lo que necesitamos, sabiduría, justificación, santificación, redención (v 30).
¿Hay más unidad en la iglesia debido a mi esfuerzo?
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