Vitaminas Romanos 9:1-5
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Acabamos de leer ocho capítulos que se citan mucho en la enseñanza evangélica. Éste, sin embargo, nos trae un cambio de tema y es menos conocido. ¡Y más difícil de entender! Pablo traslada su pensamiento de la grandeza del amor de Dios (8:39) para nosotros a su propio amor por un pueblo que le ha hecho sufrir mucho, sus parientes, el pueblo de Israel.
¿Tienes familiares que no son creyentes? ¿Se han reído de ti? ¿Te da la sensación de que jamás creerán en el evangelio? Hay dos formas de reaccionar: 1º, podemos cerrar nuestro corazón hacia ellos, o 2º podemos hacer como Pablo y sentir cada vez más lástima por ellos, hasta el punto de decir (v 1) que está dispuesto a sufrir por ellos como sufrió Jesús por nosotros. Alguien podría decir, "bien, a Pablo le pagaban por predicar". Este razonamiento tiene dos fallos. 1º, que él ganaba su propio pan y 2º, que su apostolado fue precisamente con los gentiles y no con los judíos. Es un gran ejemplo de amor por nuestra familia aunque ellos no correspondan. En el siguiente capítulo veremos más de lo mismo.
Ahora Pablo entra en el tema de que Dios elige a personas y grupos para propósitos especiales, la elección de Israel (v 11). Hay cosas que todavía no entiendo, pero sí me doy cuenta que se nos enseña que tenemos un Dios de justicia (14), de misericordia (15), de poder (17) y de paciencia (v 22).
Hay una buena regla para cuando el diablo pone en nuestra mente la idea de que Dios no es justo, como lo hizo con Eva. El alfarero es Dios y nosotros el vaso de barro (v 20). Más vale llevarnos bien con él. Mucho esfuerzo le ha costado ofrecer la salvación a toda la humanidad, tanto judíos como gentiles (v 24).
¿Tengo que reconocer falta de amor hacia mi familia?
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