Corinto está en Grecia, cerca de Atenas. Cuando los atenienses piden a Pablo una explicación de su enseñanza (Hechos 17), el momento cuando dejan de prestar atención es cuando habla de la resurrección. Es decir, que si eso es lo que cree, están perdiendo el tiempo con él. No existe en el pensamiento filosófico griego ningún lugar para un nuevo cuerpo en el futuro. Es posible que estos cristianos se hayan contaminado (como los mismos saduceos entre los judíos) con este rechazo a la idea de la resurrección. Ejemplo de esta mentalidad lo encontramos en una de las obras de Esquilo, dramaturgo: considerado como el primer gran representante de la tragedia griega:"quien puede volver a traer por encantos la sangre oscura de un hombre derramada en la muerte"
Mirando Sharon y yo esta semana materiales para usar con niños el Domingo de la Resurrección, comenté la importancia de que se comunique la emoción de la resurrección de Cristo. En este capítulo vemos la emoción también de ese momento cuando Jesús volverá y todo cambia, incluso estos cuerpos. Todo lo que no te gusta de este cuerpo en que vives será sustituido por un nuevo cuerpo como el de Cristo (v. 49- Así como nos parecemos al hombre hecho de tierra, así también nos pareceremos al que es del cielo.) Veremos un aspecto importante de esto cuando lleguemos a 2 Corintios 5:10 - Nos corresponde a nosotros mientras vivimos en este cuerpo ir preparando cómo va a ser nuestro cuerpo eterno - para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo.
VII. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS
La resurrección de Cristo
15:1- Ahora, hermanos, quiero que recordéis el evangelio que os he predicado. Es el evangelio que vosotros aceptasteis y en el que estáis firmes; 2- y es también el evangelio por medio del cual sois salvos, si es que os mantenéis firmes en él, pues de lo contrario habréis creído en vano.
3- En primer lugar os he
dado a conocer la enseñanza que yo también recibí. Os he enseñado que Cristo
murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; 4- que lo sepultaron y
que resucitó al tercer día, como también dicen las Escrituras; 5- y que se
apareció a Cefas y luego a los doce. 6- Después se apareció a más de quinientos
hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos ya han
muerto. 7- Después se apareció a Santiago y luego a todos los apóstoles. 8- Por
último se me apareció también a mí, que soy como un niño nacido fuera de
tiempo.
9- Pues yo soy el menos
importante de los apóstoles, y ni siquiera merezco llamarme apóstol porque
perseguí a la iglesia de Dios. 10- Pero soy lo que soy porque Dios fue bueno
conmigo y su bondad no ha resultado en vano. Al contrario, he trabajado más que
todos ellos; aunque no he sido yo, sino Dios, que en su bondad me ha ayudado. 11-
Lo que importa no es si he sido yo o si han sido ellos, sino que este es
nuestro mensaje y que esto es lo que habéis creído.
La resurrección de los
muertos
12- Ahora bien, si
nuestro mensaje es que Cristo ha resucitado, ¿cómo dicen algunos de vosotros
que los muertos no resucitan? 13- Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo
resucitó; 14- y si Cristo no resucitó, el mensaje que predicamos no sirve de
nada, ni tampoco sirve de nada la fe que tenéis. 15- Si esto fuera así,
seríamos testigos falsos de Dios, puesto que afirmamos que él resucitó a Cristo
cuando en realidad no lo habría resucitado de ser verdad que los muertos no
resucitan.
16- Porque si los muertos
no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 17- y si Cristo no resucitó, vuestra fe
no sirve de nada: todavía seguís en vuestros pecados. 18- En este caso también
están perdidos los que murieron creyendo en Cristo. 19- Si nuestra esperanza en
Cristo solamente se refiere a esta vida, somos los más desdichados de todos los
seres humanos.
20- Pero lo cierto es que
Cristo ha resucitado. Él es el primer fruto de la cosecha: ha sido el primero
en resucitar. 21- Así como por causa de un hombre entró la muerte en el mundo,
también por causa de un hombre entró la resurrección de los muertos. 22- Y así
como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos tendrán vida. 23- Pero
cada uno en el orden que le corresponda: Cristo en primer lugar; después, en el
momento en que Cristo vuelva, los que le pertenecen.
24- Entonces vendrá el
fin, cuando Cristo derrote a todos los señoríos, autoridades y poderes, y
entregue el reino al Dios y Padre. 25- Porque Cristo ha de reinar hasta que
todos sus enemigos sean puestos debajo de sus pies; 26- y el último enemigo que
será derrotado es la muerte. 27- Porque Dios lo ha sometido todo debajo de los
pies de Cristo. Aunque al decir que todo le ha quedado sometido es evidente que
esto no incluye a Dios mismo, puesto que Dios es quien le sometió todas las
cosas. 28- Cuando todo haya quedado sometido a Cristo, entonces Cristo mismo,
que es el Hijo, se someterá a Dios, que es quien sometió a él todas las cosas.
Así, Dios será todo en todo.
29- De otra manera, los
que se bautizan por los muertos, ¿para qué lo hacen? Si los muertos no
resucitan, ¿para qué bautizarse por ellos? 30- ¿Y por qué ponernos nosotros en
peligro a todas horas? 31- Porque, hermanos, todos los días estoy en peligro de
muerte. Esto es tan cierto como la satisfacción que siento por vosotros como
creyentes en nuestro Señor Jesucristo.
32- Yo he luchado con las
fieras en Éfeso, pero ¿qué he ganado con ello? Si es verdad que los muertos no
resucitan, entonces, como algunos dicen, “¡Comamos y bebamos, que mañana
moriremos!” 33- No os dejéis engañar. Como se ha dicho: “Las malas compañías
echan a perder las buenas costumbres.” 34- Volved al buen juicio y no pequéis,
pues algunos de vosotros no conocen a Dios. Digo esto para que os avergoncéis.
Cómo resucitarán los muertos
39- No todos los cuerpos
son iguales, sino que uno es el cuerpo del hombre, otro el de los animales,
otro el de las aves y otro el de los peces. 40- Del mismo modo, hay cuerpos
celestes y cuerpos terrestres; pero una es la hermosura de los cuerpos celestes
y otra la hermosura de los terrestres. 41- El brillo del sol es diferente del
brillo de la luna y del brillo de las estrellas; y, aun entre las estrellas, el
brillo de una es diferente del de otra.
42- Lo mismo pasa con la
resurrección de los muertos: lo que se entierra es corruptible, lo que resucita
es incorruptible; 43- lo que se entierra es despreciable, lo que resucita es
glorioso; lo que se entierra es débil, lo que resucita es fuerte; 44- lo que se
entierra es un cuerpo material, lo que resucita es un cuerpo espiritual. Así
como hay cuerpo material, también lo hay espiritual. 45- Esto dice la
Escritura: “El primer hombre, Adán, fue
materia con vida.” En cambio, el último Adán es espíritu que da vida. 46- Sin
embargo, lo espiritual no es primero, sino lo material. Después viene lo
espiritual.
47- El primer hombre,
hecho de tierra, procede de la tierra; el segundo hombre procede del cielo. 48-
Los cuerpos de la tierra son como aquel hombre hecho de tierra, y los del cielo
son como aquel que es del cielo. 49- Así como nos parecemos al hombre hecho de
tierra, así también nos pareceremos al que es del cielo. 50- Quiero deciros,
hermanos, que lo que es de carne y hueso no puede tener parte en el reino de
Dios; que lo corruptible no puede tener parte en lo incorruptible.
51- Pero quiero que
conozcáis este designio secreto de Dios: no todos moriremos, aunque todos
seremos transformados 52- en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, cuando
suene el último toque de trompeta. Porque sonará la trompeta y los muertos
serán resucitados para no volver a morir. Y nosotros seremos transformados. 53-
Pues nuestra naturaleza corruptible se revestirá de lo incorruptible y nuestro
cuerpo mortal se revestirá de inmortalidad. 54- Y cuando nuestra naturaleza
corruptible se revista de lo incorruptible y nuestro cuerpo mortal se revista
de inmortalidad, se cumplirá lo que dice la Escritura:
“La muerte ha sido devorada con victoria. 55- ¿Dónde está, oh muerte, tu
victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?”
56- El aguijón de la
muerte es el pecado, y la antigua ley dio al pecado su poder. 57- ¡Pero gracias
a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo! 58- Por
lo tanto, mis queridos hermanos, seguid firmes y constantes, trabajando
siempre, cada vez más, en la obra del Señor; pues ya sabéis que no es inútil el
trabajo que realizáis en unión con el Señor.
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