18-enero
Mat 22:1-14
1 Tomando Jesús la palabra, les habló otra vez
en parábolas, diciendo:
2 El reino de los cielos puede compararse a un rey que hizo un banquete de bodas para su hijo.
3 Y envió a sus siervos a llamar a los que habían sido invitados a las bodas, pero no quisieron venir.
4 De nuevo envió otros siervos, diciendo: Decid a los que han sido invitados: "Ved, ya he preparado mi banquete; he matado mis novillos y animales cebados, y todo está aparejado; venid a las bodas."
5 Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a sus negocios,
6 y los demás, echando mano a los siervos, los maltrataron y los mataron.
7 Entonces el rey se enfureció, y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos asesinos e incendió su ciudad.
8 Luego dijo* a sus siervos: "La boda está preparada, pero los que fueron invitados no eran dignos.
9 "Id, por tanto, a las salidas de los caminos, e invitad a las bodas a cuantos encontréis."
10 Y aquellos siervos salieron por los caminos, y reunieron a todos los que encontraron, tanto malos como buenos; y el salón de bodas se llenó de comensales.
11 Pero cuando el rey entró a ver a los comensales, vio allí a uno que no estaba vestido con traje de boda,
12 y le dijo*: "Amigo, ¿cómo entraste aquí sin traje de boda?" Y él enmudeció.
13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle las manos y los pies, y echadlo a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes."
14 Porque muchos son llamados, pero pocos son escogidos.
2 El reino de los cielos puede compararse a un rey que hizo un banquete de bodas para su hijo.
3 Y envió a sus siervos a llamar a los que habían sido invitados a las bodas, pero no quisieron venir.
4 De nuevo envió otros siervos, diciendo: Decid a los que han sido invitados: "Ved, ya he preparado mi banquete; he matado mis novillos y animales cebados, y todo está aparejado; venid a las bodas."
5 Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a sus negocios,
6 y los demás, echando mano a los siervos, los maltrataron y los mataron.
7 Entonces el rey se enfureció, y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos asesinos e incendió su ciudad.
8 Luego dijo* a sus siervos: "La boda está preparada, pero los que fueron invitados no eran dignos.
9 "Id, por tanto, a las salidas de los caminos, e invitad a las bodas a cuantos encontréis."
10 Y aquellos siervos salieron por los caminos, y reunieron a todos los que encontraron, tanto malos como buenos; y el salón de bodas se llenó de comensales.
11 Pero cuando el rey entró a ver a los comensales, vio allí a uno que no estaba vestido con traje de boda,
12 y le dijo*: "Amigo, ¿cómo entraste aquí sin traje de boda?" Y él enmudeció.
13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle las manos y los pies, y echadlo a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes."
14 Porque muchos son llamados, pero pocos son escogidos.
Esta historia es una adaptación de otra que contó Jesús (Lucas 14). Me llama la atención que aquí Dios se enfurece cuando su generosidad es despreciada. Lo mismo pasa cuando hacen excusas para no venir (Lucas 14:21). Jesús no solamente llora como pasó observando la ciudad de Jerusalén. También llega a un punto de ira. Al final consigue que el salón de bodas se llene. Creo que nosotros somos los siervos a los que el Señor dice, "Id, por tanto, a las salidas de los caminos, e invitad a las bodas a cuantos encontréis."
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