Herodes, como buen administrador, hace sus planes. Tiene que mantener contenta a la mayoría judía, y por eso van a sufrir las minorías. Pero la iglesia hacía oración ferviente a Dios (v 5). Dios también tiene su agenda, no solamente Herodes. Al final vemos, Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba (v 24). Esto parece ser la conclusión en cada sección de Hechos.
Un hombre que iba en avión vio que el que estaba a su lado jugaba con un pequeño tablero de ajedrez y le retó a una partida. El otro le contestó, “Si supieras algo sobre ajedrez, sabrías quien soy.” Nuestro amigo insistió en que quería jugar, y el otro le ganó sin esfuerzo. A los Herodes de este mundo Dios podría decir, “Si supieras algo sobre el poder, sabrías quién soy.” Herodes puede eliminar a los guardias (v 19), pero quien le elimina a él es Dios.
La oración le sirvió a Saulo (9:11,12) para que estando ciego, pudiera ver a Ananías en visión. La oración sirvió para que Cornelio supiera qué hacer ese día. Le sirvió a Pedro para entender el camino de Dios. Y le sirve (12:5) a la iglesia perseguida por Herodes, para participar en la victoria de Dios. Seguirá siendo la iglesia perseguida, seguirá necesitando la oración y seguirá ganando victorias.
Con la muerte de Jacobo algunos podían pensar, “Esto es el final. No sólo los judíos, sino también los romanos van a por nosotros. Ya no hay dónde esconderse.” Menos mal que recurren a la oración. La versión que he citado dice, oración ferviente. Otras dicen, oración sin cesar. Combinemos las dos cosas orando fervientemente sin cesar. Entremos en la agenda de Dios mediante la oración.
¿Cómo organizo mi agenda?
(Todavía puedes bajar el libro Oración en Marcha, de Graham Kendrick. Te estimulará para poder cumplir las instrucciones, "Orad sin cesar")
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